Cuando partí mi primer negocio, el día que lo abrimos al público pensamos que las ventas iban a llegar automáticamente... Pero no fue así.

Tardó meses en que comenzaramos a vender un poco más, pero aún así, era mucho menos de lo que pensabamos que podíamos vender.

Un día, decidí que levantar mi negocio era mi responsabilidad como emprendedor, y si yo no lograba elevar las ventas, nadie lo iba a hacer por mí.

Leí todos los libros de marketing digital que encontré, ví cientos de horas de videos, y gasté miles y miles (y miles) de dólares en cursos y asesorías para finalmente aprender como hacerlo...

Y un día, finalmente, le dije a mi socio que quería hablar con él. Oficialmente comenzaríamos a implementar todo lo que aprendí.

El resultado no fué lo que esperaba. Vendimos solo 2 suscripciones a nuestro producto, pero sabía que había algo especial ahí.

Después de más dinero aún invertido en pruebas, en variaciones, y cambios pequeños, logramos lo que sabía que era posible:

Ibamos en camino a tener 150 reuniones con clientes ese més, y estabamos cerrando ventas en más del 80% de estas reuniones.

Te mostraría los mensajes que le envié a mi socio cuando ví los resultados, pero la emoción era tanta, que el lenguaje no es apropiado. (Ups).